Dos micrófonos submarinos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) estadounidense, distantes más de 4.800 kilómetros, captaron en el verano de 1997 en el Pacífico Sur. Era muy potente y de ultrabaja frecuencia, se registró varias veces y fue bautizado como El Bloop. Los científicos eran incapaces de identificar su fuente, no creían que se debiera ni a un proceso geológico ni a un artefacto humano, y con el tiempo algunos empezaron a especular con grandes monstruos marinos, gigantescos calamares, enormes pulpos, ballenas más grandes que la azul. Hasta ahora.
La NOAA ha publicado recientemente en su web una explicación al misterioso fenómeno:
“Los sonidos de amplio espectro grabados en el verano de 1997 son consistentes con terremotos de hielo generados por grandes icebergs cuando se agrietan y fracturan. Hidrófonos de la NOAA desplegados en el mar de Escocia detectaron numerosos terremotos de hielo con espectrogramas muy similares a El Bloop. Los terremotos de hielo se usaron para rastrear acústicamente el iceberg A53a según se desintegraba cerca de la isla de Georgia del Sur a principios de 2008. Los terremotos son de suficiente amplitud como para ser detectados por múltiples sensores a más de 5000 kilómetros de distancia. Basándose en el azimut de llegada, el iceberg o los icebergs origen de El Bloop muy probablemente estaban entre el estrecho de Bransfield y el mar de Ross, o posiblemente en el cabo Adare, una conocida fuente de señales criogénicas”. (Todas esas localizaciones se encuentran en la Antártida.)
La red de micrófonos que captó El Bloop hace quince años fue desplegada por la Marina estadounidense en los años 60 para detectar submarinos soviéticos y traspasada a la NOAA al final de la guerra fría.
(FUENTE: blogs.elcorreo.com)
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