La existencia de espíritus en una casa es un tema que divide la aguas cuando de opinión pública se trata. Hay quienes son fieles creyentes de que una tercera dimensión mantiene diálogo con la nuestra y es habitada por entidades desconocidas. Si bien parte de este grupo puede creer sin haber pasado por alguna experiencia especial, hay otros que atravesaron experiencias paranormales y que vivieron en carne propia la necesidad de aprender a dialogar o de echar a un espíritu de su propiedad.
Antes de pensar en si exiliar o compartir los días con una entidad paranormal, es necesario efectivamente comprobar que un ente habita los cuartos. La sensación de que no estás solo, la aparición de olores -tanto placenteros como desagradables- incomodidad o un particular dolor de cabeza sin causa aparente pueden ser indicios de que una energía adicional habita la casa.
Al experimentar este tipo de momentos, los interpelados pueden optar por mudarse, esforzarse para que el espíritu se vaya o aprender a convivir con él. El caso de Yanina ejemplifica esta situación a la perfección. Desde que se mudó a su departamento en Caballito con su familia, sucesos extraños no dejaron de ocurrir. “Cuando me mudé había una energía súper baja y los primeros siete meses fueron terribles”, describió y recordó que al estrenar la propiedad se rompían muchas cosas y los servicios como el gas y el agua funcionaban mal.
Los pasos, las sombras, las canillas que se abrían solas a medianoche y las vívidas risas sin rastro que sentía atormentaban a toda la familia con frecuencia. También vieron globos flotar a alturas extrañas sin causa aparente y llaves girar en los picaportes cuando no había nadie cerca.
No obstante, esos episodios no se comparan con la vez en la que, desde el videomonitor que vigilaba el sueño a su hija de un año, vio clarísimo la cara de un hombre. “Estaba la cara completa, no le veía el contorno pero sí los ojos, la nariz y la boca, como si se hubiera acercado a la cámara y la hubiera agarrado de cerquita. Estaba sola con mi marido. Me quedé helada, me asusté y me puse a llorar. La cámara perdió la señal y apareció mi hija. Ahí dije que había que limpiar la casa”, recordó con la piel de gallina.
Rituales para echar a los espíritus de una propiedad
Victoria Braojos, médium y fundadora de La Orden de Ayala, explicó en diálogo con el sitio web El Idealista cómo llegar a un acuerdo de convivencia. “Se debe hacer un altar de bóveda y tener `una conversación´ (que debe ser dirigida por una médium profesional). De esta manera se intenta dar solución al problema, a veces hay espíritus atormentados en un lugar, que no entienden por qué se encuentran en ese sitio o situación y con una conversación es suficiente. Otras veces hay que tomar medidas más drásticas”, aclaró.
El brujo que Yanina llamó para limpiar su casa de Caballito realizó un ritual similar. “Hizo un como un exorcismo con palo santo, puso pólvora en el piso y la prendió fuego y con la Biblia y campanadas dijo cosas medio raras por toda la casa. Dijo que había una persona con bajas energías con cara alargada y la persona que yo vi tenía la cara alargada. Después de eso hubo menos episodios”, recordó.
Además, compartió lo que una reikista profesional le aconsejó a la hora de sentir una presencia desconocida: “Me dijo que no tenga miedo, que le diga que este no es su lugar y que vaya al lugar de las luces. Y en esos momentos siento paz. Me dijo que me tenía que amigar con esa presencia porque iba a tener que convivir constantemente”.
Estas medidas mencionadas podrían ser rituales dedicados a la expulsión de entidades. De acuerdo a la especialista, estos suelen hacerse “en el lugar más céntrico de la casa o donde haya más actividad, que podamos sentir más la presencia se debe colocar una mesa con un mantel blanco, un espejo, un vaso con agua, una vela blanca y flores. Y entonces se procede a iniciar el ritual”.
Si uno decide convivir con el espíritu, hay elementos a los que puede recurrir para mantener distancia y proteger la casa. “Puede ser un espejo frente a la puerta de la entrada de casa, sal con clavos de especias en los rincones de los ambientes… En España, durante varios días antes del día de los difuntos (2 de noviembre), se ponen lamparillas a las ánimas (así se llaman a estos espíritus perdidos) para que hallen la paz y salgan “del limbo” donde se encuentran”, concluyó Braojos.
“Las cosas que a mí me asustan es porque no viven conmigo, porque lo que vive conmigo me protege y eso lo sentí hasta el día de ayer. Pero esas cosas que me asustaron fueron nuevas; nunca había visto a alguien en una cámara”, dijo Yanina. Su marido Fernando también afirmó haber escuchado pasos cercanos y contó que su hija miraba a espacios vacíos, se reía y saludaba diciendo que ahí había una nena o un señor. “Los tres percibimos que había algo más que nosotros en la casa”, afirmó. Después de la limpieza y de varias consultas con especialistas, Yanina decidió hacer las pases con las sensaciones extraordinarias y hoy en día sigue viviendo en el mismo departamento de los sucesos extraños.
(FUENTE: lanacion.com.ar)