lunes, 7 de octubre de 2024

En primera persona: cómo lidiar con los espíritus que viven en tu casa o ahuyentarlos para siempre

La existencia de espíritus en una casa es un tema que divide la aguas cuando de opinión pública se trata. Hay quienes son fieles creyentes de que una tercera dimensión mantiene diálogo con la nuestra y es habitada por entidades desconocidas. Si bien parte de este grupo puede creer sin haber pasado por alguna experiencia especial, hay otros que atravesaron experiencias paranormales y que vivieron en carne propia la necesidad de aprender a dialogar o de echar a un espíritu de su propiedad.

Antes de pensar en si exiliar o compartir los días con una entidad paranormal, es necesario efectivamente comprobar que un ente habita los cuartos. La sensación de que no estás solo, la aparición de olores -tanto placenteros como desagradables- incomodidad o un particular dolor de cabeza sin causa aparente pueden ser indicios de que una energía adicional habita la casa.

Al experimentar este tipo de momentos, los interpelados pueden optar por mudarse, esforzarse para que el espíritu se vaya o aprender a convivir con él. El caso de Yanina ejemplifica esta situación a la perfección. Desde que se mudó a su departamento en Caballito con su familia, sucesos extraños no dejaron de ocurrir. “Cuando me mudé había una energía súper baja y los primeros siete meses fueron terribles”, describió y recordó que al estrenar la propiedad se rompían muchas cosas y los servicios como el gas y el agua funcionaban mal.

Los pasos, las sombras, las canillas que se abrían solas a medianoche y las vívidas risas sin rastro que sentía atormentaban a toda la familia con frecuencia. También vieron globos flotar a alturas extrañas sin causa aparente y llaves girar en los picaportes cuando no había nadie cerca.

No obstante, esos episodios no se comparan con la vez en la que, desde el videomonitor que vigilaba el sueño a su hija de un año, vio clarísimo la cara de un hombre. “Estaba la cara completa, no le veía el contorno pero sí los ojos, la nariz y la boca, como si se hubiera acercado a la cámara y la hubiera agarrado de cerquita. Estaba sola con mi marido. Me quedé helada, me asusté y me puse a llorar. La cámara perdió la señal y apareció mi hija. Ahí dije que había que limpiar la casa”, recordó con la piel de gallina.

Rituales para echar a los espíritus de una propiedad

Victoria Braojos, médium y fundadora de La Orden de Ayala, explicó en diálogo con el sitio web El Idealista cómo llegar a un acuerdo de convivencia. “Se debe hacer un altar de bóveda y tener `una conversación´ (que debe ser dirigida por una médium profesional). De esta manera se intenta dar solución al problema, a veces hay espíritus atormentados en un lugar, que no entienden por qué se encuentran en ese sitio o situación y con una conversación es suficiente. Otras veces hay que tomar medidas más drásticas”, aclaró.

El brujo que Yanina llamó para limpiar su casa de Caballito realizó un ritual similar. “Hizo un como un exorcismo con palo santo, puso pólvora en el piso y la prendió fuego y con la Biblia y campanadas dijo cosas medio raras por toda la casa. Dijo que había una persona con bajas energías con cara alargada y la persona que yo vi tenía la cara alargada. Después de eso hubo menos episodios”, recordó.

Además, compartió lo que una reikista profesional le aconsejó a la hora de sentir una presencia desconocida: “Me dijo que no tenga miedo, que le diga que este no es su lugar y que vaya al lugar de las luces. Y en esos momentos siento paz. Me dijo que me tenía que amigar con esa presencia porque iba a tener que convivir constantemente”.

Estas medidas mencionadas podrían ser rituales dedicados a la expulsión de entidades. De acuerdo a la especialista, estos suelen hacerse “en el lugar más céntrico de la casa o donde haya más actividad, que podamos sentir más la presencia se debe colocar una mesa con un mantel blanco, un espejo, un vaso con agua, una vela blanca y flores. Y entonces se procede a iniciar el ritual”.

Si uno decide convivir con el espíritu, hay elementos a los que puede recurrir para mantener distancia y proteger la casa. “Puede ser un espejo frente a la puerta de la entrada de casa, sal con clavos de especias en los rincones de los ambientes… En España, durante varios días antes del día de los difuntos (2 de noviembre), se ponen lamparillas a las ánimas (así se llaman a estos espíritus perdidos) para que hallen la paz y salgan “del limbo” donde se encuentran”, concluyó Braojos.

“Las cosas que a mí me asustan es porque no viven conmigo, porque lo que vive conmigo me protege y eso lo sentí hasta el día de ayer. Pero esas cosas que me asustaron fueron nuevas; nunca había visto a alguien en una cámara”, dijo Yanina. Su marido Fernando también afirmó haber escuchado pasos cercanos y contó que su hija miraba a espacios vacíos, se reía y saludaba diciendo que ahí había una nena o un señor. “Los tres percibimos que había algo más que nosotros en la casa”, afirmó. Después de la limpieza y de varias consultas con especialistas, Yanina decidió hacer las pases con las sensaciones extraordinarias y hoy en día sigue viviendo en el mismo departamento de los sucesos extraños.

(FUENTE: lanacion.com.ar)

domingo, 6 de octubre de 2024

La ciencia detrás del tablero de la ouija: cuál es la explicación para que el vaso se mueva

Lo paranormal ha sido siempre una constante en todas las culturas. Es raro encontrar a una persona que no conozca, al menos, una historia de apariciones, objetos que se mueven solos, puertas que se cierran sin que nadie las empuje o manchas en la pared que simulan ser rostros de otras personas conocidas. Dentro de este ámbito se encuentra también la ouija, ese famoso ritual en el que, a través de un tablero con el abecedario y las palabras sí, no y adiós escritas, se puede conseguir la comunicación con los espíritus que dejan sus mensajes moviendo un vaso a través de las letras. Sin embargo, la ciencia lleva más de un siglo dando explicaciones naturales a esta práctica y a todo lo relacionado con el mundo del esoterismo.

Saúl Martínez-Horta, neuropsicólogo del hospital Sant Pau de Barcelona, asegura, en una llamada telefónica con este diario, que el cerebro humano puede desencadenar, incluso en condiciones normales, numerosos fenómenos que pueden parecernos sobrenaturales. Algunos pueden tener que ver con movimientos no conscientes (como la ouija), otros con la sensación de adivinar o predecir el futuro y, en otros casos, con visiones fantasmagóricas o con sentir la presencia de un fallecido.

El neuropsicólogo afirma que hay determinadas enfermedades del cerebro que pueden darle a estos hechos una magnitud inmensa. Sin embargo, también reconoce que, en condiciones de absoluta normalidad, ocurren simplemente porque el cerebro funciona así. “Cualquier persona puede haber experimentado fenómenos aparentemente paranormales que tienen una explicación científica bien conocida”, asegura el profesional.

Cuando se realiza una ouija, los participantes pueden creer que el vaso se mueve solo cuando invocan a un difunto y que se quiere comunicar con ellos deletreando palabras, pero tiene una explicación mucho más mundana: el fenómeno ideomotor, explica Martínez-Horta. Es un evento psicológico en el que, sin que el sujeto sea consciente, una idea le provoca un movimiento. Las mismas personas que quieren invocar a ese supuesto espíritu son las que mueven el vaso, aunque no sean conscientes de ello.

Además del fenómeno ideomotor, también entra en juego lo que se conoce como el sentido de agencia, continúa el neuropsicólogo. Se trata de la conciencia subjetiva de cada individuo de controlar sus propias acciones. Para Martínez-Horta hay una “cuestión central”: si se registra lo que ocurre en la mente cuando se realiza un ritual como la ouija, se puede observar actividad cerebral en los participantes antes de que el vaso se mueva. “El cerebro manda la orden de movimiento, pero la persona no lo sabe”, amplía.

La sugestión también juega un papel fundamental, afirma Luis Gutiérrez, profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Granada (UGR). Si las personas que participan en este tipo de rituales están convencidas a priori de lo que va a ocurrir (que el vaso se mueva solo para deletrear palabras y formar un mensaje), creerán que ha ocurrido aunque sean ellos mismos quienes causan ese movimiento. 

El psiquiatra sostiene que cuando alguien cree en este tipo de cosas es porque hay una predisposición y muchas veces una persona sugestionable es fácilmente manipulable. Además, en algunos casos se trata de personas que están pasando por una etapa de nerviosismo, estrés o tristeza, lo que les hace más susceptibles. 

Martínez-Horta expone que la realidad es muy subjetiva y muchas veces las personas creen en los fenómenos paranormales porque les cuesta mucho asumir que no están viendo o experimentando las cosas tal y como llegan a sus sentidos. “Una parte del fenómeno se explica por el mero hecho de que las personas damos por cierto aquello que experimentamos”.

Por otro lado, continúa el neuropsicólogo, cuando no se sabe cómo justificar un fenómeno, “la explicación paranormal puede ser la mejor opción”, algo que ocurre desde hace cientos o miles de años. Por ejemplo, las civilizaciones que calificaban la lluvia como algo divino porque no entendían este fenómeno. Para él, este hecho tiene, incluso, un efecto “terapeútico”. “El ser humano necesita, en cierta medida, dotar de significado cosas, necesita creer”, asevera.

En este sentido, Gutiérrez está de acuerdo y añade que las personas que viven este tipo de experiencias pueden entrar en un estado disociativo y pensar que han visto cosas que realmente no han tenido lugar. “Todo lo que vemos no es tal como entra en nuestros sentidos”, añade.

Lo que está claro, subraya Martínez-Horta, es que las expectativas moldean las experiencias que tiene cada individuo. En el caso de la ouija, lo que le da forma es el contexto en el que sucede la creencia en ello el saber cuál es el comportamiento previsible del ritual, el tipo de mensaje que se le ha atribuido culturalmente a los espíritus. El neuropsicólogo sostiene que si se coge a dos personas que no saben lo que es este evento y que no tienen ninguna expectativa de que el vaso se vaya a mover, porque no saben lo que es, jamás se moverá.

(FUENTE: elespanol.com)

Terapia de regresión: qué es y qué beneficios o riesgos tiene para la salud mental

Buscar enigmas sin resolver en cada rincón de nuestra existencia es algo que la humanidad lleva haciendo durante siglos. En muchos casos, esto ha llevado a algunos a explorar lugares desconocidos, como nuestra mente. Y en esa exploración, cada vez son más los métodos alternativos que brotan para explorarla. Más o menos polémicos, pero ahí están. Entre ellos, las famosas terapias de regresión.

Hablar de terapia de regresión supone utilizar la hipnosis desde un enfoque terapéutico para recuperar supuestos recuerdos de vidas pasadas. Y esto, como no podía ser de otra forma, ha generado tanta admiración como escepticismo. Ahora bien, ¿por qué esta controversia? ¿qué puede aportar a nuestro crecimiento personal y salud mental?

¿Qué es una regresión (a vidas pasadas)?

La regresión a vidas pasadas es un método terapéutico alternativo que se basa en la hipnosis para explorar supuestos recuerdos de experiencias del pasado (e incluso, vidas "no vividas").

Quienes lo defienden creen que al acceder a estos recuerdos, se pueden identificar y/o resolver traumas o conflictos arraigados en el subconsciente, lo que lleva a la curación emocional y a una mejora en el crecimiento personal. Sin embargo, no son pocos los que cuestionan su autenticidad y validez de estos recuerdos, que han sido objeto de debate en la comunidad científica y terapéutica desde que surgieron.

La controversia

La intensa controversia en torno a esto surge debido a las preocupaciones tanto éticas como científicas. Uno de los principales puntos de controversia es la posibilidad de que los supuestos recuerdos recuperados sean falsos o el resultado de una sugestión por parte del terapeuta.

Existe un riesgo significativo de que los pacientes puedan crear recuerdos falsos bajo hipnosis, lo que puede llevar a una comprensión distorsionada de su pasado y presentar consecuencias negativas para el bienestar emocional.

Además, la falta de evidencia científica sólida que respalda la teoría de la reencarnación y la existencia de vidas pasadas plantea serias dudas sobre la validez de los recuerdos recuperados durante una regresión.

Los escépticos

Muchos críticos argumentan que los recuerdos pueden ser fácilmente influenciados por muchos frentes: desde las creencias culturales, a las expectativas del terapeuta u otros factores externos, lo que socava su credibilidad como prueba de una experiencia pasada real.

La regresión es un concepto esotérico ajeno a la psicología

De hecho, hemos querido saber la opinión de un psicólogo acerca de este tipo de terapias. Buenaventura del Charco, psicoterapeuta clínico, divulgador, profesor universitario y escritor, cree que “ la regresión es un concepto esotérico ajeno a la psicología”.

Nos dice además que la regresión, como tal, es un concepto que se utiliza de forma ambigua: “tanto para hablar de vidas pasadas, que es su significado real como para hablar de situaciones que hemos vivido en el pasado, especialmente el parto.” Y añade que “para volver a escenas del pasado hay otras técnicas psicológicas más serias y fundamentadas en la experiencia clínica o la investigación científica”.

“No soy partidario de este tipo de técnicas ya que suelen ser negativas al generar explicaciones que no son reales e ineficaces por no abordar el problema en cuestión o pueden generar aún más confusión en la persona. Especialmente creo que des-responsabilizan al paciente de lo que pasa en su vida y cómo lo está manejando, ya que su problema viene de una vida anterior”, dice.

¿Por qué funcionan a veces?, se pregunta el psicólogo. Y el mismo da respuesta: "Pues por un "beneficio colateral", como por ejemplo un paciente que reprime emociones y de pronto se atreve a no hacerlo al regresar a otra vida o por la alianza terapéutica con el terapeuta que puede usar una técnica inadecuada pero hacer bien la relación. Con todo, el beneficio no viene por lo que dicen y encima se pierde la oportunidad de hacer un trabajo real con técnicas más serias y documentadas”, termina diciendo.

Los defensores

Para los defensores, sin embargo, hay otro argumento con el que afirman que esta terapia, puede tener beneficios significativos. Por ejemplo, sostienen que, cuando se realiza correctamente, puede ayudar a los pacientes a resolver traumas pasados, superar bloqueos emocionales y encontrar una mayor comprensión de sí mismos y de sus relaciones.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la regresión a vidas pasadas no es adecuada para todos y puede presentar riesgos potenciales para la salud mental de ciertos individuos.

El riesgo de experimentar angustia emocional, confusión e incluso ansiedad, es alto tras una sesión de regresión, especialmente si los recuerdos recuperados son traumáticos o perturbadores.

Estudios de casos... ¿reales?

A pesar de la falta de evidencia científica sólida que respalde la autenticidad de los recuerdos de vidas pasadas, algunos investigadores han realizado estudios de caso que sugieren la posibilidad de que la regresión a vidas pasadas pueda tener fundamentos. Por ejemplo, el trabajo del profesor Ian Stevenson sobre la reencarnación, quien estudió casos de niños que afirmaban recordar vidas pasadas. Generó tanta polémica como curiosidad y a algunos les llevó a considerar la posibilidad de que los recuerdos de vidas pasadas puedan ser reales.

Estudios de caso más recientes, como el del agente de homicidios Robert Snow, quien inicialmente se propuso refutar la idea de la reencarnación pero terminó convirtiéndose en un creyente después de someterse a una regresión, han generado un renovado interés en el tema.

Y aunque estos casos no han arrojado suficiente evidencia concluyente sobre la reencarnación o la autenticidad de los recuerdos de vidas pasadas, sí han dejado planteadas algunas preguntas, cuanto menos intrigantes, sobre la conciencia y la memoria humana.

El debate siempre estará abierto sobre la mesa, pues tanto en el campo de la psicoterapia como en el de la investigación, genera dudas, interés y controversia. Y aunque hay que tratarlo siempre con mucha cautela, dejar la puerta abierta, además de la mente, no está de más.

(FUENTE: elle.com)

La adivinación investigada por la parapsicología

El interés por conocer qué ocurrirá estuvo presente desde que el ser humano existe en la Tierra. Siempre buscó formas para conocer aquello que estaba vedado a sus cinco sentidos y -en el caso de la adivinación- se ocupó por crear insólitos métodos con la intención de predecir el futuro. Los diarios, en todos los países de Occidente, suelen publicar avisos de supuestos "adivinos" que afirman saber qué sucederá. Claro que la cuestión no es algo nuevo.

En un periódico de Buenos Aires del 2 de abril de 1875, se lee este aviso:

"Adivina: Teresa Meraldi, muy conocida en esta capital por el acierto de sus cálculos científicos, adivina el pasado, el presente y el porvenir. Las personas que gustan hacerse adivinar concurran a su casa: Calle Piedras Nº 143, entre Belgrano y Moreno, desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche... Cálculos científicos...", se anuncia, y se plantean interrogantes de muchos consultantes y lectores: ¿la adivinación es una ciencia? ¿Hasta qué punto se es posible conocer lo que pasara en el futuro a través del Tarot, por ejemplo?

En su libro titulado, precisamente, "Historia de Adivinación" (Editorial Kier, Buenos Aires), Luis Alberto Ruiz señala sobre la predicción del futuro: "Es una ciencia en otra dimensión, una ciencia inconsciente, que hasta puede hacer abstracción del propio sujeto dotado, usarlo como puente transmisor o comunicador. Numerosos relatos, sobre todos los pieles rojas, nos refieren que cuando el hechicero-adivino sale del trance en el cual ha profetizado (en sueños, en estado de hipnosis, etc.) no recuerda absolutamente nada de lo que ha hecho o ha dicho".

La Parapsicología ha logrado demostrar que hay modos para conocer qué ocurrirá en el futuro sin apelar a la deducción racional, o bien referir hechos que jamás habríamos podido inferir. Es el fenómeno extrasensorial conocido como "precognición".

La adivinación a través del uso de las láminas del Tarot es posible debido a la existencia de fenómenos parapsicológicos que tienen lugar durante la consulta. Una serie de investigaciones realizadas indicaron, además, que resulta fundamental la armonía del tarotista y su empatía con el consultante para que los aciertos sean precisos y no se transformen los usuales vaticinios confusos que con tanta frecuencia acontecen.

Durante una "tirada" de Tarot se combinan la clarividencia (cuando el tarotista toma conocimiento de un hecho actual sucedido a distancia que no puede ser captado por los cinco sentidos), la telepatía (cuando el adivino relata hechos que sucedieron y que están guardados en la memoria reprimida del consultante) y la precognición (conocimiento cierto obtenido por vía extrasensorial de acontecimientos futuros indeterminables por deducción.)

¿Qué papel juegan entonces las láminas? Uno muy importante: permiten la concentración mental del tarotista favoreciendo la producción del suceso extrasensorial adivinatorio. Esto dejó claro algo esencial: los fenómenos de adivinación que, algunas veces, ocurren en el uso del Tarot tienen explicación racional a través de las investigaciones realizadas por la Parapsicología.

La adivinación en la América Precolombina no era cosa de charlatanes; sino algo de alta responsabilidad: "... cuando llegaron los españoles -dice Luis Alberto Ruiz-, todo el sistema de la adivinación se halla estructurado enteramente, y tenía carácter oficial. En este sentido, no difería en nada de un ministerio público, como en Grecia, Roma, Babilonia o Egipto. La adivinación era una instancia insoslayable, tanto para un particular como para los jefes, cualquiera fuese el grado de evolución de cada pueblo". La investigación parapsicológica actual confirma, entonces, el tan antiguo anhelo de conocer el futuro con certeza mediante el uso de técnicas adivinatorias (Tarot, I Ching, cafeomancia, radiestesia, Astrología, Quiromancia, etc.). A través de estas metodologías lo que el adivino hace es simplemente -y nada menos- poner en funcionamiento de manera eficaz su factor parapsicológico. Y recordemos siempre que lo parapsicológico es algo inherente a la esencia humana por lo que se trata de uno de los aspectos que definen a nuestra especie.

(FUENTE: eltribuno.com)

¿Puede experimentar la IA fenómenos paranormales?


He cerrado mis diarios de 2023 anotando dos hechos aparentemente inconexos. Por un lado, la Sociedad Española de Parapsicología acaba de celebrar en Madrid el cincuenta aniversario de su fundación. Por otro, en Londres, la celebérrima casa de subastas Bonhams –fundada en el siglo XVIII por un «librero de viejo»– ha adjudicado por 442.000 euros un puñado de páginas manuscritas de Alan Turing, el impulsor de la moderna Inteligencia Artificial. Mi mente de novelista, viciada de conectar hechos en apariencia dispares, se ha electrizado. Entre ambos sucesos hay, aunque no se perciba, un sutil vínculo común.

La Sociedad Española de Parapsicología (SEDP) fue una organización que emergió en los últimos años del régimen de Franco. Registrada en 1973, enseguida reunió a un grupo de científicos y humanistas desencantados con la deriva del espiritismo o la superchería que rodeaba (y rodea) a adivinadores y gurús de todo pelaje. Ya entonces se confabuló para acercar el método científico al estudio de los fenómenos paranormales. No fue un camino fácil. En aquella década, asuntos como las «caras de Bélmez» –las pretendidas teleplastias que emergían del suelo de una destartalada vivienda rural–, o la conmoción generada por Uri Geller, que dobló cucharillas «con la mente» ante la masiva audiencia de aquella Televisión Española, pusieron a prueba su seriedad. Enseguida lograron impartir cursos de parapsicología en la sede de la Complutense en la calle San Bernardo –algunos, fueron incluso clausurados por la reina Sofía–, y su junta directiva se convirtió en habitual en las conferencias de los colegios mayores de la capital. Su intención fue convencer a los estudiantes de que la suya era una disciplina que podía y debía estudiarse con rigor.

Yo acudí a alguna de aquellas charlas, e incluso terminé afiliándome a la SEDP. Y no fueron pocas las veces que me hablaron de los notables experimentos de Percepción Extrasensorial (PES) que por aquellos años conducía el doctor Joseph Rhine en la Universidad de Duke. Rhine había diseñado un sencillo método para determinar si alguien tenía una supercapacidad paranormal. Usaba cinco cartas con símbolos impresos en una de sus caras –una cruz, una estrella, unas ondas, un cuadrado y un círculo–, y pedía que una persona las mirara en silencio, sentada frente al candidato que, sin verlas, debía tratar de adivinarlas. Si su número de aciertos superaba la probabilidad, entonces se consideraba la existencia de telepatía. Por hacer aún más complejos esos experimentos, Rhine llegó incluso a pedir a los «sujetos receptores» que adivinasen las cartas antes de que los «emisores» las sacasen del mazo. Buscaba probar la precognición.

Fueron, créanme, millones los «test Zener» –que es como se los llamó– que se hicieron en todo el mundo. Algunos implicaron a astronautas como Edgar Mitchell. Pero los primeros que se tuvieron por significativos se realizaron décadas antes, en los 40, por Samuel G. Soal, quien presuntamente demostró que algunos de sus «conejillos de indias», como Basil Shackleton, eran capaces de acertar muy por encima del azar. Sus conclusiones terminaron por llamar la atención del matemático, criptógrafo, filósofo e informático Alan Turing.

Y ahí empieza el vínculo.

En esa época, la misma de los papeles subastados ahora en Bonhams, el simpar Turing se había convertido en uno de los héroes de la Segunda Guerra Mundial. Su trabajo con un rudimentario ordenador construido en Bletchley Park, logró romper los códigos con los que los nazis se comunicaban. Su máquina («La Bombe») fue clave en la victoria aliada, pero también la precursora de sus ulteriores preocupaciones por el desarrollo de computadoras que pudieran emular el cerebro humano. Turing y su equipo nunca mencionaron entonces los extraños fenómenos que a veces rodeaban su trabajo. Las mentes del equipo parecían sincronizadas de un modo invisible; Turing llegó a incluso atar al radiador su taza de café para que no se moviera sola, mientras sus ayudantes veían cómo, en ocasiones, desaparecían cosas del laboratorio sin una razón lógica. Fue entonces cuando tropezó con el concepto PES y conoció los trabajos de Soal y Rhine. Cuando en 1950 publicó en Mind su famoso primer artículo sobre Inteligencia Artificial (IA), en el que se preguntaba si las máquinas podrían pensar, elaboró una lista de nueve objeciones a esa duda que iban desde la idea de que «pensar» es un don exclusivo del alma, a la de que una máquina jamás conseguiría desarrollar algo ni remotamente similar a la PES. «Supongo que el lector está familiarizado con la idea de la percepción extrasensorial y el significado de los cuatro elementos de la misma, a saber, la telepatía, la clarividencia, la precognición y la psicoquinesis», escribió. «Estos fenómenos perturbadores parecen negar todas nuestras ideas científicas habituales. ¡Cómo nos gustaría desacreditarlos! Desafortunadamente, la evidencia estadística, al menos para la telepatía, es abrumadora».

Pese al asombro de Turing, la parapsicología no ha logrado mucho crédito científico desde entonces. Sin embargo, el recuerdo de que grandes mentes como la suya defendieron ese campo de estudio es el mejor argumento para aplaudir el meritorio medio siglo de aproximación científica a lo paranormal que celebra en estas fechas la SEDP. Y lo hace justo cuando la IA que imaginó el «padre de los ordenadores» ha dejado de ser una utopía y es ya una realidad casi, casi, paranormal.

Quién sabe, quizá a ellos les toque resolver mañana una pregunta muy «a lo Turing»: ¿podría una IA experimentar (también) fenómenos paranormales?

Hagan sus apuestas.

(FUENTE: larazon.es)

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