viernes, 24 de noviembre de 2017

La ouija no se mueve sola, pero tampoco la mueven los espíritus...


Desde el siglo XIX, el tablero de la Ouija ha sido visto como un peligroso instrumento de lo oculto y una manera de comunicarse con los espíritus. Para usarlo, un grupo de personas coloca sus dedos sobre el puntero y esperan a que se deslice sobre las letras y número, leyendo de manera efectiva un mensaje del "más allá".

Lo que sucede después de la muerte, lo paranormal, lo que no se puede ver ni tocar, siempre ha picado la curiosidad al ser humano. Algunos atribuyen el fenómeno de la Ouija a fuerzas sobrenaturales, mientras que otros apuntan que son las propias personas quienes mueven el puntero. La respuesta real, sin embargo, es tan espeluznante como científica.

Contactar con los muertos se puso de moda en 1848 por personas que aseguraban recibir mensajes del otro lado. No es de extrañar que muchos estudios e investigaciones hayan querido explorar qué ocasiona que el puntero del tablero se mueva "por su cuenta" desde entonces. Hace un par de años, National Geographic llevó a cabo un experimento para ver qué sucedía si los participantes en una sesión espiritista manipulaban el tablero con los ojos completamente vendados.

La fuerte necesidad de recibir una respuesta
Los resultados fueron muy interesantes: cuando las personas podían ver lo que tenían delante, los mensajes del tablero fueron claros y precisos, mientras que cuando tenían los ojos vendados, el puntero señalaba espacios de la superfície totalmente aleatorias y sin sentido alguno. La explicación se encuentra en el efecto ideomotor, que ocurre cuando alguien mueve un objeto sin ser consciente de sus acciones.

Todo ello combinado con una fuerte necesidad del subconsciente de una respuesta en el tablero de Ouija, puede suponer que los participantes muevan el puntero sin tener conocimiento de lo que han hecho. Es decir, el fenómeno ideomotor hace que el cerebro no reconozca que lo que acaba de suceder ha sido consecuencia de un acto voluntario. Y aunque es verdad que el sujeto no perciba que es la causa del movimiento, las creencias predisponen a esperar una respuesta incitando la actividad inconsciente de la mano.

El hecho de que el tablero de Ouija sea más un experimento del subconsciente que una comunicación con los muertos no la hace menos espeluznante. Este curioso razonamiento psicológico podría dar la solución al porqué las respuestas perdieron todo sentido cuando los participantes jugaron con los ojos vendados.

(FUENTE: ecodiario.eleconomista.es)

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